#5razones
1-. La recoges y preparas para ofrecerla a la tierra, no la
tiras como si fuera basura; tu relación con ella cambia, sin darte cuenta
empiezas a tratarla y a mirarla con mimo y respeto, la esperas, la recibes y la
despides. Nace algo nuevo entre ambas que ya nunca vuelve atrás.
2-. Entregas parte de ti a la Tierra, que se queda con lo
que tú ya no necesitas y lo transmuta como sólo ella sabe hacerlo, además de
aprovechar los nutrientes que contiene tu menstruación.
3-. En ese acto de entrega, además de nutrientes se
intercambian datos y se crea un irrompible vínculo a nivel energético. Esa
tierra te conoce y tú la conoces a ella. Se puede notar en la actitud de su
flora y su fauna, en la energía que desprende a tu paso para que se entremezcle
con la tuya. Te recibe y te quiere, pues sabe quién eres.
4-. Ayudas a plantas, árboles y arbustos a crecer fuertes y
sanos; además, como llevan parte de ti en sus cuerpos, sus frutos te benefician
pues la tierra analiza los nutrientes que te faltan y te los aporta a cambio en
forma de sabroso alimento.
5-. Haces que renazca en ti esa esencia femenina ancestral
que desconocías porque esperaba dormida tu llamada. Entregando tu sangre a la
tierra sanáis tú y todo tu linaje, además de colaborar en crear una enorme red
de mujeres que queremos volver a los orígenes.
Sembrar nuestra sangre es un pequeño-gran paso para reclamar
y aceptar nuestro lugar. Facilitemos el camino a las que vendrán.
¡#SiembraTuSangre y difunde!